La verdad más allá de la Leyenda Urbana. El Efecto Woozle

Cuando una información o una idea se repite y se repite, se transmite a numerosas personas y se alarga en el tiempo, se convierte en una información o idea veraz y rigurosa. No importa si en principio era algo contrastado, estudiado, demostrado o era simplemente una broma, con el paso del tiempo se convierte en verdad verdadera. A este proceso se le conoce como el Efecto Woozle.


El tema de la respiración en el canto es EL TEMA, así, con mayúsculas y contiene demasiados “Woozles” que todavía perduran en 2021. Quizá hay otros campos de estudio o disciplinas donde esta situación no resulte tan escandalosamente sorprendente e indignante, pero en el caso del canto roza el esperpento y parece el argumento de una película de ciencia ficción, pero es la realidad diaria en la que vive un alto porcentaje de los profesionales del canto y de su docencia hoy en día.


Podríamos pensar que esta situación es debida a la falta de acceso a información veraz y contrastada, a la inaccesibilidad de las publicaciones científicas al respecto o a la falta de grandes profesionales que desde sus respectivas áreas (canto, técnica vocal, logopedia o fonoaudiología, foniatría, fisioterapia, etc.) puedan transmitir ideas innovadoras o ajustadas a la veracidad.

Nada más lejos de la realidad. La información es más que accesible para todos hoy en día a tan solo un clic. De ahí que aún resulte más asombroso que tantos “Woozles” sigan vigentes. Planteado así, no parece suponer un gran problema, pero ¿qué sucedería si fuéramos conscientes de que la mayoría de esos “Woozles” ponen en peligro la salud vocal de los cantantes? ¿La ignorancia exime de responsabilidad al profesional del canto que cree educar las voces de sus alumnos cuando en realidad las está perjudicando? ¿Quizá el acceso a la información existe, pero el lenguaje que se usa es complicado y técnico lo que dificulta su comprensión?

Tras años de experiencia quiero creer y afirmar que el docente enseña lo que sabe, desde el buen hacer y la intención de ayudar. Aplica lo que le ha funcionado y ha recibido por parte de sus propios formadores. Durante años, fue mi situación personal. Afortunadamente, tuve curiosidad por mejorar y seguir investigando. Me sentí culpable por mucho tiempo, impotente y muy enojada al respecto. No soportaba la idea de haber enseñado mal o de haber dado por hecho cuestiones básicas que se desmontaron y se desmoronaron de un día para otro. Era como empezar de cero.


Durante los últimos cinco años mi labor docente se ha ido dirigiendo cada vez más hacia las personas que enseñan a cantar más que hacia las personas que cantan. Les ayudo a sobrellevar este proceso de cambio de la manera más amable y acompañada posible, buscando alejarse de los “Woozles” lo máximo posible, dejando a estos dañinos mitos en el camino. Seguro que a estas alturas quieres saber cuáles son, ¿verdad? Vamos a ello.




Fisiología versus Habladurías. Los dañinos mitos


La respiración es autónoma y es casi siempre, un proceso inconsciente, que depende en gran medida de la actividad física que estemos realizando y de nuestro estado emocional. Varía y se adapta, dependiendo de las circunstancias, sin que nosotros alteremos el proceso. Entonces, ¿por qué cuando cantamos queremos intervenir en este proceso?


Laura Martín, Logopeda, especialista en voz con la que tengo el placer de colaborar en muchas ocasiones, explica el proceso respiratorio de una forma que me resulta muy esclarecedora: “Cuando el diafragma desciende y la caja torácica se amplia, el aire entra. No es una acción que provoquemos, no le hacemos entrar… él entra.

Cuando el diafragma se relaja en la espiración, el aire sale, no estoy echando aire o soplando aire para que salga. Sale para poder comenzar un nuevo ciclo. Cuando llenamos la panza, a nadie le llegan los pulmones hasta la tripa. Lo que realmente estamos haciendo es empujar las vísceras hacia afuera”.


En esta cita se explican y se desmontan tres de los mitos más dañinos a la hora de cantar. El primero la necesidad de hacer una respiración consciente, lo que normalmente provoca una mayor entrada de aire que la necesaria. El segundo, la inexplicable en 2021 tendencia a creer que podemos “controlar” el diafragma, activarlo y manejarlo a nuestro antojo. La tercera, lo que realmente sucede cuando “controlamos” la zona abdominal en la inspiración, hacer fuerza o empujar.


Empujar, qué bonita palabra. Te ayuda a realizar tareas, a lograr tus metas, pero en el caso de la técnica vocal, no puede ser más perjudicial. ¿Quién no empuja al cantar para llegar a notas más agudas? ¿Quién no empuja al cantar para poder aguantar frases más largas? Últimamente observamos un cambio en la tendencia. No, no es empujar (quizá porque ya saben que por ahí no va la cosa), es más distribuir, sostener, sujetar, ayudar…

Vamos a utilizar el efecto Woozler a nuestro favor, pero esta vez con rigurosidad y desde la verdad que la fisiología respiratoria nos otorga: el diafragma tiene un papel pasivo, no activo, durante la espiración, que es el momento de la respiración en la que se produce la fonación. Es decir, que no podemos controlarlo ni decirle que haga una tarea en concreto, Es cierto que ciertos músculos del abdomen se activarán cuando estemos forzando la espiración, pero cantar no implica tener que exprimir o estrujar toda la cantidad de aire que nuestros pulmones contienen. Por cierto, ¿sabes que no puedes vaciar tus pulmones completamente?


¿Por qué esta obsesión por la cantidad y por la distribución? ¿Por qué esta imagen en el subconsciente colectivo de que la voz es un instrumento de viento y que necesitamos soplar para producir sonido y para cantar? La cantidad de aire necesaria para crear un sonido es muy pequeña, entre 2 y 4 cm de H20. En una conversación normal, la cifra es de 5 a 10 cm de H20. Distribuir o sostener implica un flujo de aire continuo, pero de nuevo, en nuestro inconsciente, un soplo continuo y fuerte, como si quisiéramos hacer sonar una flauta. ¿Quieres saber qué es lo que realmente sucede? Puede que no te lo creas.


Lo que realmente sucede es que al cantar interrumpimos el ciclo respiratorio. Algo tan sencillo y complejo a la vez. En cualquier otra tarea que realizamos el ciclo respiratorio no se interrumpe. El aire entra o sale cuando se necesita. Pero al cantar, no solo alargamos la espiración, si no que no permitimos que la inspiración se produzca. Y eso no es bueno. Va contra-natura. Es física, tiene que ver con el intercambio gaseoso y la diferencia de presiones.

Pero no te asustes, no voy a hablarte de complejas fórmulas. Quédate con la idea de que cuando el aire necesita entrar de nuevo, no se lo permites porque sigues haciendo que el aire salga. Es una cantidad pequeña, pero necesaria para la fonación, y la fonación se produce cuando el aire sale, no cuando el aire entra. Y este proceso no es natural. Eso no quiere decir que no puedas aprender a sobrellevarlo, porque no es dominarlo o controlarlo, es aprender a vivir con ello. Por eso es muy habitual que una de las habilidades que más se desarrollan al cantar cuanta más experiencia tiene un cantante, es su capacidad de cantar frases o notas más largas. No tiene que ver con haber aumentado su capacidad pulmonar, con haber aprendido a controlar el flujo del aire, con utilizar un tipo de respiración u otra. Tiene que ver con haberse acostumbrado, en lo posible, a esta acción antinatural.

Ya sabes lo que realmente sucede. Pero ahora vamos con lo que nadie cuenta. El colapso

Si me hubieran dado una moneda cada vez que he escuchado en una clase: “lo siento, me he quedado sin aire”, “en esta frase me ahogo”, “tengo que aprender a respirar para poder cantar mejor”, “mi problema es que en las frases largas no sé aguantar bien el aire”, “tengo poca capacidad de aire y por eso no puedo cantar”, tendría un yate en mi poder. Pero no un barquito chiquitito, no eso no, uno de esos yates enormes que vemos en las películas.


Todas las frases que aparecen en el anterior párrafo tienen que ver con el mismo fenómeno: el colapso.


El colapso es el momento en el que tu cuerpo te dice que no aguanta más sin que el aire vuelva a entrar. De nuevo, nada qué ver con cantidad o distribución. Es su forma de decirte que necesita que inspires. Sin embargo, de nuevo, el inconsciente colectivo asocia el colapso a falta de aire o a mala gestión de aire.


Cuando colapsas, el aire entra de manera forzada. Es una sensación de ahogo, obvio, es que tu cuerpo ya no sabe qué hacer para que pares. Cuando ya has colapsado, tu resistencia se agota rápidamente y ya no puedes “forzar la máquina” como estabas haciendo antes. El ciclo respiratorio se ha visto tan alterado que tu propio cuerpo quiere tomar el control y ya parece que no controlas tus inspiraciones. Necesitas respirar mucho más de seguido y te sientes como si hubieras corrido una maratón.


Tienes que aprender a sobrellevar ese colapso. Y de nuevo, es un proceso que no tiene qué ver con tomar más aire, distribuirlo de una manera determinada o usar una zona de tu cuerpo de una determinada manera para controlarlo. Tiene que ver con el tiempo.

¿Cada cuántos segundos haces una pausa? Esa es la clave.


A muchos cantantes les encanta alargar las frases, redondear las sílabas, unir unas palabras con otras, unir unas frases con otras…. Esos son los ingredientes ideales para colapsar. ¿Realmente es necesario? ¿Cuandohablashablasasísinhacerpausasnidejarespacioentreningunadelassílabasqueestásdiciendo? Oops… colapsé… ¿y tú? ¿no has colapsado leyendo esa frase en voz alta? Si has colapsado, enhorabuena, eres una persona normal. Si no has colapsado, no lo consideres una victoria. Estás acostumbrado a retener el aire y eso, a largo plazo no es bueno.


Pero ¿sabes lo mejor? Todo lo que hemos hablado es entrenable. Podemos cambiar tus hábitos menos saludables aunque lleves cantado 25 años. Unos hábitos serán más costosos de cambiar que otros, pero puede hacerse. ¿Quieres que te acompañe en el proceso?

Este artículo ha sido escrito por Alizia Romero, Estill Mentor and Course Instructor, Vocal Fixer and Coach y Cantante. Prohibida su reproducción sin referenciar su autoría o el uso del mismo para un fin lucrativo o empresarial.

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Bibliografía


El efecto Woozler: https://en.wikipedia.org/wiki/Woozle_effect


Guzmán, Marco; Calvache Mora, Carlos Alberto (2018) Medidas aerodinámicas de la fonación. Bases teóricas y clínicas. Revista Areté.


Hall, John. E.; Guyton, Arthur C (2016) Tratado de Fisiología Médica. Elsevier


Cloutier, Michelle M. (2007) Respiratory Physiology. Elsevier


Steinhauer, Kimberly; McDonald Klimek, Mary; Estill, Jo (2017) The Estill Voice Model: Theory and Translation. Estill Voice International, USA.